Siempre que se comienza un viaje por pequeño que sea, se espera aprender algo. En esta ocasión el objetivo era doble, por una parte aprender a fotografiar estrellas, y por otra superar el desafío de para la noche solo en medio de un paraje algo inhóspito.
El lugar elegido era el sitio donde se junta el río Tietar con el pantano de Rosarito, lugar rico en aves y en esta época, con extensas y polvorientas llanuras de inundación actualmente sin agua y resecas.
Las fuentes de agua en este lugar proviene del Tietar, con un agua turbia y caliente y de
El sábado por la tarde, cargado como un cangrejo ermitaño que lleva anémonas en su casa-caracola, y con una mochila en la que cabía más dentro que fuera, anduve los
Llegué al final de la garganta, donde esta se une al río, la atravesé y me adentré en la zona del pantano.

Lejos de encontrar un lugar solitario, a
En los pinos de al lado había una ardilla, palomas y una rapaz sin identificar preparada para la noche.

El atardecer, todavía con los gritos de los vecinos de la finca cercana ,fue naranja intenso gracias a los restos de humo del incendio de
Según andaba por la llanura seca, me rodeaban los murciélagos que se comían los bichejos que espantaba al caminar.

Una vez oculto el sol, llegó la primera etapa de la noche, en la que todavía hay luz residual y teníamos luna creciente.

A la hora y media comenzó la noche de verdad, con la luna oculta tras el horizonte y la visión que se había reducido a la mera adivinación de bulto grande o bulto pequeño. Hacía buena temperatura y comencé a experimentar con diferentes ISO, aperturas y tiempos, al final me quedé con 1250 ISO y tiempos de 20 segundos para una focal de

L
Aquí pude apreciar la clara contaminación lumínica que producen las poblaciones, aunque sean pequeñas y que es visible a kilómetros largos y eso que actualmente utilizan luces especiales menos impactantes, con una dominante rojo-anaranjada, que es menos intensa, pero que se puede apreciar en las fotos.

Posteriormente ya no me veía ni los pies e intente hacer una exposición de una media hora (1250 iso - f4 -22mm y con reducción de ruido habilitado) apuntando a la estrella polar, para conseguir realizar lo que llaman rastros de estrellas, lo cual fue excesivo en ISO y apertura.
Continué probando diversos motivos y tiempos de exposición…pasaba algún avión… una débil estrella fugaz y de fondo las gaviotas que estaban durmiendo en la otra orilla en aguas remansadas dando berridos y alaridos, aunque eran bien celebrados e incluso agradables.
Al final con el frío que empezaba a hacer y el cansancio acumulado, me metí en la tienda a gatas, y contorsionándome me introduje en el saco como pude, pues la tienda es tan pequeña que no se puede estar ni sentado.
Noche sin casi ruidos, mucho frío pero controlado, humedad y pequeños golpecitos de bichejos en la lona. No llevaba esterilla pero tuve la precaución de poner juncos en la base.
Amanecer frío, y húmedo, menos mal que he metido a presión algo de abrigo.

Hago las fotos movidas de la tienda y de algunas cigüeñas, desayuno el resto de la cena (una ensalada de lata) y leche condensada con galletas digestive, toda las basura a una bolsa.
Recojo con bastantes ganas de volver y evito regresar por el mismo camino, pues a esas horas salen las ovejas de un pastor de la zona que tiene unos perros bastante agresivosy con esos no funciona el no hacerles caso.
Así que ya con el sol en el horizonte, rodeo y me encuentro lo que quería evitar, unos chavales todavía de resaca dando trompos con el coche en la seca llanura de inundación del río, menos mal que no se me ocurrió acampar en medio de la zona y me fui a una zona protegida, uno tarda en levantarse y le atropellan… bienvenido a la civilización que no he podido abandonar.

Mientras esto ocurría, pude ver en un árbol cercano un Milano negro que tranquilamente observaba la escena y buscaba bichejos, anfibios y reptiles desde su atalaya.
Otra vez a desempaquetar con cuidado la mochila, saca la cámara, el trípode, monta todo y acércate con indiferencia al Milano para que no se mosquee. Primero de frente con las ramas detrás y fui dando un rodeo para poder sacarle con el cielo de fondo, un lujazo, hasta que se cansó de verme y tranquilamente se posó en otra rama a muy corta distancia. Tampoco era plan de andar molestando mucho, solo un poco, lo justo y con tranquilidad y movimientos contenidos.
Volver a guardar todo..., el sol mas alto y más calor, vuelta cuesta arriba…coche que pasa y no se para… llego a casa reventado.
Le doy un aprobado raspado a la aventura.
La próxima en la garganta en pleno Gredos, con agua transparente para beber, sin nadie en kilómetros, alisos, sauces, robles, y jabalíes por la noche.
Esta vez trataremos de evitar las voces del agua, que me impiden dormir por la noche con sus conversaciones, la última vez parecían ser un señor con la mujer y un niño.
Las evitaremos (y a los jabalíes).